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Un espacio seguro para trabajadores con problemas de salud mental | Noticias de Andalucía

10 octubre 2024

Fernando Benavides sufre de ansiedad y depresión y tiene una discapacidad física debido a una pérdida del 10% de movilidad en su mano derecha. Esta circunstancia, que durante cinco años fue un obstáculo para encontrar trabajo, se convirtió en «un punto a favor», según reconoció, cuando hace un año empezó a trabajar en UNEI, una empresa social sevillana líder en la creación de empleo para personas con discapacidad, especialmente para quienes, como él, la padecen problemas de salud mentaluno de los segmentos con mayor tasa de paro en España.

“En el momento en que dices que tienes una discapacidad mental la gente se pone un poco reticente, aquí no, aquí te apoyan y te entienden”, explica. Fernando está agachado reparando un detector de humo, una actividad que requiere gran concentración y precisión. “Estoy ayudando a mis compañeros, aunque en realidad me dedico a los equipos de programación de la Red de Emergencia Digital, pero como no tenemos un pico de entrada de material en este momento, ayudo en otras tareas”, explica. apuntando a varias computadoras recién configuradas. Tras años trabajando como guardia de seguridad, su enfermedad mental le obligó a dejar su trabajo en 2019. Informático de formación, también es ahora cuando puede dedicarse de verdad a la que siempre ha sido su vocación, circunstancia que le permite sentirse mucho más realizado.

Fernando trabaja en el departamento de UNEI que se encarga de dar soporte logístico a la Red de Emergencias Digitales de la Junta de Andalucía donde se ocupa del archivo, configuración e instalación de terminales de comunicación para servicios autonómicos como el 112, Emergencias Sanitarias, Infoca (servicio de incendios forestales). ) o la Policía Regional. Justo al lado hay una zona de palets con comida preparada para ser transportada al aeropuerto de Sevilla con destino a Estados Unidos y en otro módulo contiguo, otros compañeros examinan las camas ortoprotésicas que el Servicio Andaluz de Salud distribuye (a través de ellos) a los domicilios de los pacientes. de pacientes crónicos o terminales.

Gran parte del éxito y crecimiento de esta empresa radica en la diversificación de sus líneas de negocio, que se ha adaptado a las necesidades de sus clientes, creando empleo para personas con problemas de salud mental y otras discapacidades a través de la subcontratación de servicios y procesos. “Transformamos la vida de las personas a través del empleo”, afirma Rafael Cía, director general de UNEI.

La empresa fue fundada en 1991, pocos años después de la reforma psiquiátrica que dejó de considerar a las personas con problemas mentales como locas para ser encerradas en hospitales psiquiátricos, para reconocerlas como ciudadanos con derecho a recibir una atención adecuada para lograr su plena integración en la sociedad. una integración para la que la entrada al mundo laboral constituye un pilar fundamental. “Nacimos como un proyecto piloto, porque en ese momento no existía una experiencia laboral que abordara la inclusión de personas con problemas de salud mental en empresas buenas y sustentables”, explica Cía.

La entidad ha surgido como parte del ecosistema andaluz de atención y ayuda a personas con problemas de salud mental, consolidando un trinomio que para los responsables de UNEI es la clave de su éxito. “Por un lado están los servicios de salud mental de la Junta de Andalucía, luego está la Fundación Andaluza para la Integración Social de las Personas con Enfermedad Mental (FAISEM) [de la Junta]quien se encarga de toda la atención a nivel de socio y luego estamos nosotros que somos la pata de trabajo, de donde nos llega la persona de FAISEM con todos los datos de dónde y en qué condiciones puede trabajar. Este esquema tiene mucha potencia”, indica Inma Ponce, directora de Estrategia y Marketing. Un modelo que funciona a la inversa y que, en caso de recaída, permite derivar al empleado a servicios de salud mental.

Desde la pandemia ha habido una mayor aceptación social de las enfermedades mentales pero, como advierte Ponce, “todavía hay mucho estigma”. Según el informe, ocho de cada diez personas con problemas de salud mental están en paro los últimos datos del INE de diciembre de 2023. “Hay discapacidades, como las relacionadas con la salud mental, que son menos comprendidas, menos visibles, menos amigables y lo que hacemos es demostrar que puede haber integración, que pueden desarrollar servicios de manera competitiva y efectiva y sin necesidad de saber si el La persona que los proporciona tiene un problema de salud mental”, explica.

En estos 33 años la empresa ha consolidado su proyecto. Tan importante como los 30 millones de facturación con los que cerrará 2024 –que se reinvertirán íntegramente en la entidad porque, como apunta Cía, son “una empresa sin ánimo de lucro, pero con ánimo de lucro”– es que emplean a 1.500 gente. personas, el 85% con discapacidad, de las cuales la mitad (alrededor de 700) tienen problemas de salud mental. El 90% de los contratos son indefinidos.

Su filosofía se basa en la negociación social. A través de varias líneas de negocio, UNEI ofrece servicios a otros proveedores que incluyen criterios sociales en las licitaciones. En este periodo consolidó su división de logística, donde se especializó en operaciones de teleasistencia, almacenamiento y distribución de productos, alimentos o material ortoprotésico o en economía circular; También interviene en alrededor de un centenar de proyectos de conservación medioambiental, en el sector de la limpieza, el mantenimiento y la limpieza o en la gestión de gimnasios. También ha desarrollado su propio sistema avanzado de asistencia remota con la producción de teléfonos móviles y relojes especiales que distribuye en otras comunidades como Cataluña, Madrid o Euskadi.

“Ayuda a la gente que también tiene problemas”

Fernando Benavides, trabajador con discapacidad física y psíquica de la UNEI,Alessandro Ruesga

En el mismo laboratorio donde se empaquetan, inspeccionan y reparan estos aparatos, Jaime Meléndez, de 34 años, y Marta Díaz, de 45, llevan 10 meses trabajando. “Tengo un trastorno esquizoafectivo. En mis otros trabajos evitaba hablar de lo que me pasó, aquí como todos tenemos un problema, es normal”, explica Jaime. Su compañera Marta está introduciendo los códigos telefónicos en el ordenador. “Aquí me siento uno más. «Mis compañeros me hacen sentir bien», afirma. Como en el caso de Fernando, hacer lo que le gusta fortalece su autoestima, pero para Jaime hay algo mucho más reconfortante en su trabajo: «Esto me satisface porque lo que hago ayuda a otras personas que también tienen problemas». sobre las aplicaciones móviles de telesalud que está viendo.

El hecho de poder trabajar, y la mayor parte del tiempo en los campos en los que se formó, es un elemento imprescindible para su autoafirmación y realización personal. «El trabajo promueve su autonomía y, en algunos casos, también favorece la reducción de la necesidad de medicamentos», explica Ana Rodríguez, directora de Personas y Valores de UNEI y responsable de las unidades de apoyo de la empresa, desde donde realizan actividades individualizadas. actividades . seguimiento de cada uno de sus empleados con discapacidad. Están formados por 85 personas, entre psicólogos y operadores. “Aquí no tienen que usar mascarillas, pueden decir quiénes son y eso es fundamental en esta enfermedad”, afirma Rodríguez.

Los principales problemas que los trabajadores señalan al incorporarse a la empresa están vinculados a las inseguridades y falta de autoestima que traen consigo de experiencias laborales anteriores, donde pasar desapercibidos y ocultar la propia enfermedad era una prioridad. “Hay preocupación por si lo están haciendo bien, sensibilidad hacia los demás compañeros, por qué les van a mirar… Al final todo se resuelve con comunicación”, añade.

“Los monitoreamos constantemente, adaptamos su trabajo y todos nos beneficiamos y eso está ligado al bienestar emocional que logramos tener aquí y eso es parte de nuestra cultura”, dice Rodríguez. «Ahora que el director de la felicidad se ha puesto de moda en todas las empresas, aquí lo hemos implementado gracias a esa cultura del bienestar emocional, de ayudar a los demás, de la empatía, porque al final todos, con o sin discapacidad, tenemos problemas». y aquí lo tenemos interiorizado”, dice Ponce. “Aquí a nadie le interesa saber qué tiene la persona que tenemos al lado, pero al mismo tiempo, si dice que se siente mal, todos saben lo que le puede pasar, esto. Es una ventaja”, añade.