El Parlamento andaluz cerró este jueves las puertas a una comisión de investigación sobre los contratos de emergencia del gobierno de Juan Manuel Moreno con clínicas privadas desde 2020 hasta hoy. Es la segunda vez que el PP -con la abstención de Vox- utiliza su mayoría absoluta para impedir que la Cámara andaluza investigue que, paralelamente, están investigando el Congreso y el Senado (en ambos casos con la connivencia del Partido Popular).
La propuesta de crear una comisión parlamentaria de investigación procede, esta vez, del PSOE, pero es todo el espectro de fuerzas progresistas el que denuncia actuaciones «impropias, incorrectas o directamente ilegales» en los contratos que estipulaba el Servicio Andaluz de Salud (SAS) con la asistencia sanitaria privada para la derivación de pacientes, intervenciones y pruebas diagnósticas.
Lo hizo dentro del marco legal de racionalización de la contratación pública que el Gobierno central permitió tras la pandemia del coronavirus en 2020. Pero siguió haciéndolo dos años y medio después –con prórrogas y aumento del gasto–, con el ahora derogado Real Decreto. , e ignorando una advertencia explícita del Ministerio de Hacienda que, en 2021, ordenó al resto de ministerios no seguir abusando de estos contratos en la pospandemia sin publicidad, presencia o inspección previa.
SAS ha ampliado el acuerdo con la sanidad privada hasta junio de 2023, ampliando el presupuesto inicial de 70 millones de euros hasta los 243,7 millones, y anunció el cierre del procedimiento extraordinario a 24 horas de la publicación de este diario.
Ha pasado un año desde entonces. Y Hace dos meses la Autoridad Sanitaria reactivó los contratos negociados sin publicidad con clínicas privadas, una variante de la negociación de emergencia– por un total de 119,9 millones de euros, ampliables hasta 275,6 millones a finales de año. El Ministerio afirma que el tamaño actual de las listas de espera -el 12% de la población andaluza espera asistencia sanitaria aplazada- es consecuencia de la pandemia, que sus efectos siguen «vigentes» y, por tanto, se pueden recuperar los contratos sin intervención pública. licitación que la ley reserva para situaciones «imprevisibles, de imperiosa urgencia y no imputables» a la Administración.
Del Parlamento a los tribunales
En este último año, los socialistas han ampliado su estrategia de oposición a Moreno, cuestionando su gestión de la sanidad pública en múltiples frentes, solicitando documentación al Consejo a través del artículo 7 del Parlamento -hasta 13 peticiones-, con más de un centenar de preguntas en comisión. y sesión plenaria y tres visitas a las oficinas de SAS para revisión documental.
Al mismo tiempo, han puesto todos sus datos en manos de una oficina penal porque su intención, dicen, es abandonar hoy la Cámara y denunciar próximamente los contratos de emergencia de Sanidad por un presunto fraude que atenta contra los fondos públicos. El líder del PSOE-A, Juan Espadas, amenazó a Moreno con procesar penalmente por esta «marcocausa» si volvía a vetar la comisión parlamentaria de investigación, y el presidente andaluz respondió que no se prestaría a un «espectáculo mediático». Los socialistas aseguran que lo harán «en estas semanas», y el Partido Popular responde que no acudirán a los tribunales «para prolongar el espectáculo y no hacer el ridículo».
El PP ha recordado hoy que en 37 años de oposición a gobiernos socialistas solicitó 104 comisiones de investigación en el Parlamento, se examinaron 67 solicitudes y sólo se aprobó la última, la que investiga el uso indebido de fondos públicos en la extinta Faffe, fundación adjunta . al Empleo- en el último año del último gobierno de Susana Díaz.
La gestión de la salud pública monopolizó la sesión plenaria de este jueves, desde las preguntas al presidente hasta el debate sobre la comisión de investigación. Moreno llegó armado con datos comparativos sobre la proporción de conciertos del sector privado de su gobierno en comparación con sus predecesores socialistas, lo que demuestra que abusaron del sector privado más que él. La oposición de izquierda -incluso Vox- respondió que hoy la discusión no es sobre el modelo sanitario, sino sobre la sospecha de irregularidades en la contratación.
La viceconsejera de Sanidad fichó a Asisa
Con una derivada especial y más reciente: el polémico fichaje del exviceministro de Sanidad, Miguel Ángel Guzmán, por la aseguradora privada Asisa apenas tres meses después de su despido el pasado diciembre. Guzmán, como director de SAS, adjudica casi 44 millones de euros a 11 hospitales del Grupo Asisa en Andalucíatal y como adelanta eldiario.es, es decir, el 18% del presupuesto total destinado a contratos de emergencia con la sanidad privada.
“Asisa compró a un político de su gobierno. «Esto es una puerta giratoria y es corrupción en el Consejo», afirmó el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, pidiendo el cese inmediato de la ministra de Sanidad, Catalina García. El resto de las fuerzas de izquierda también lo solicitaron.
Moreno resolvió el asunto con la decisión adoptada por su Gobierno 48 horas después de la apertura de una investigación interna: El Consejo autoriza el fichaje de Guzmán por la empresa a la que ha destinado 44 millones a partir de julioal finalizar el plazo de dos años -previsto por la ley andaluza sobre incompatibilidades de altos cargos- desde que fue director de SAS y firmó dichos contratos.
El presidente también dijo que esta ley, que data de 2015, debe ser reformada, porque ahora no obliga a los altos funcionarios a consultar con la junta antes de firmar con una empresa privada -«este caso nos enteramos por la prensa»-, y relanza la asimilación de la ley a la estatal, ampliando el fondo de despido por dos años hasta que puedas volver a trabajar en tu sector. Inma Nieto, de Por Andalucía, deshonró al presidente porque «no conocía la ley». «Tienen la obligación de informar al Consejo antes de firmar por la privada», dijo, recordando que el Gobierno de Moreno ya reformó esta norma, en 2021, precisamente para «flexibilizar los controles».
La izquierda presentó este episodio en otros términos, porque no acepta que la incompatibilidad de Guzmán con Asisa sea una cuestión de fechas, es decir, que no pueda fichar por una empresa de la que «se benefició» porque no han pasado ni dos años desde que lo hizo. Era director del SAS, pero a partir de julio, porque para entonces ya era concejal adjunto. “¿No influye ser viceconsejero de Sanidad en la política sanitaria, en las decisiones del directivo que siguió firmando las prórrogas de los contratos de Asisa, vigentes hasta la fecha?”, se preguntaron en el pleno.
Similitudes con el caso ERE
Rafael Márquez, diputado del PSOE-A, defendió la propuesta de la comisión de investigación y cuestionó los contratos de emergencia desde el punto de vista jurídico y político. Recordó que estos contratos sólo tienen un control ex post y afirmó que el único informe de intervención al que tuvieron acceso genera dudas sobre si las intervenciones acordadas por SAS con un hospital privado se realizaron como contractualmente y en los plazos previstos.
Márquez argumentó, en su presentación, que esos contratos habían sido estipulados para reducir largas listas de espera después de que cesara la pandemia y, sin embargo, en diciembre de 2023 había más de un millón de andaluces esperando una visita al especialista o una cirugía y más de 53.000 habían superado el plazo máximo legal para pasar por quirófano. También pidió que se explicara por qué el Ayuntamiento prorrogó los contratos de emergencia hasta junio del año pasado si, paralelamente, la plataforma logística malagueña había vuelto a los contratos ordinarios en el mismo periodo. “Se pudo haber hecho porque, de hecho, el Málaga empezó a hacerlo correctamente. ¿Por qué no en el resto?”, preguntó Márquez.
Esta coincidencia temporal de los dos tipos de contrato permitió a los socialistas comparar cuánto le costó a SAS una operación con concierto ordinario y otra con concierto extraordinario, denunciando que la segunda cuesta 1,3 millones más.
El diputado de Vox Alejandro Hernández admitió que el SAS “hizo las cosas muy mal”. «Les tomó cuatro años reaccionar a las advertencias del Tesoro, y sólo cuando vieron que el escándalo podía afectar a su presidente», dijo, calificando la extensión de los contratos seleccionados como «incorrecta o ilegal». Respecto a la firma, el ex concejal de Asisa advirtió que «no es ilegal, sino inmoral». Pero al final defendió la abstención de su grupo: “No podemos apoyar al partido más corrupto de la historia”, dijo sobre el PSOE-A.
El diputado del PP, Pablo Venzal, negó haber actuado mal. «Once leyes regulan los contratos de emergencia, obviamente habrá habido algunos errores, pero siempre se ha hecho con honestidad», afirmó. En el cara a cara entre el presidente y el líder de la oposición, Moreno advirtió a Espadas de que no convenía al PSOE hablar de corrupción, recordándole «los más de 100 expedientes abiertos» en los tribunales contra dirigentes socialistas. incluido el fraude de los ERE.
Márquez respondió entonces a esta “advertencia velada al PSOE” del presidente. “Este grupo socialista, muy, muy renovado, nos sentimos muy orgullosos de los 37 años de gobiernos del PSOE. Hemos aprendido de nuestros errores. «No se aprende de los errores propios ni de los demás, y esto acabará pesando sobre vosotros», ha dicho, en otra velada referencia al caso ERE, en el que los socialistas ven similitudes con el procedimiento de contratación conjunta con la asistencia sanitaria. privados que han perdurado hasta el día de hoy.
El veto del Partido Popular Andaluz a la comisión de investigación era previsible -ya lo habían confirmado con un escrito- y lo hicieron primero cuando lo propuso el grupo mixto Adelante Andalucía. Esta vez, sin embargo, este debate coincidió con el casi idéntico de Madrid, donde el PP impulsó su propia comisión de investigación en el Senado a raíz del caso Koldo -en la que la Audiencia Nacional investiga el presunto cobro de comisiones ilegales por contratos-. venta de mascarillas asignadas por el Gobierno durante la pandemia; y la comisión generalista propuesta por el PSOE para revisar la compra de mascarillas por parte de todas las administraciones públicas se abstuvo en el Congreso.
En un primer momento, los habitantes de Feijóo citaron a declarar a Salvador Illa -de cara a las elecciones catalanas- y probablemente después llamarán al propio Sánchez y a su esposa, Begoña Gómez. En el segundo, Los socialistas citarán a Isabel Díaz Ayuso, su pareja, y no descartarán la presencia de Moreno y su ministra de Sanidad.