La nueva etapa del PSOE andaluz, inaugurada en junio con la elección de Juan Espadas como candidato socialista -y su posterior elección como secretario general en noviembre- comenzaba con la premisa de una necesaria autocrítica que hubiera permitido los errores que condujeron a la parte en su hundimiento al identificar el peor resultado y perder la Junta de Andalucía por primera vez en 2018. Nadie niega a estas alturas la evidente influencia negativa del gran caso de corrupción que salpicó a dos expresidentes socialistas, tras haber conocido la sentencia de los ERE -aún a la espera de la resolución del recurso de casación por parte del Supremo- o el desvío de fondos al Faffe, pero las investigaciones judiciales Aparte hubo un gran «error» que el PSOE-A pagó con el severo correctivo en las urnas -perdió 14 escaños, quedando en 33-: minimizar las protestas de Mareas Blancas en defensa de la salud pública.